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11 septiembre 2024

Luis Rubio (AEPA): Cada grupo de puertas industriales y de garaje tiene sus riesgos específicos

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Luis Rubio, vocal de la Junta de la Asociación Empresarial de Puertas Manuales y Automáticas (AEPA) y antiguo presidente de la asociación, explica en la siguiente entrevista los principales riesgos que hay que tener en cuenta a la hora de instalar y utilizar puertas automáticas, entre ellos los de impacto y aplastamiento, cizalladura, atrapamiento, electricidad, etc. Y señala las medidas de prevención necesarias para que no ocurra ningún percance.

¿Cuáles son los principales riesgos que hay que tener en cuenta a la hora de instalar y utilizar puertas automáticas?

Lo primero que debemos resaltar es que las puertas automáticas son máquinas que, si han sido diseñas y fabricadas correctamente conforme a las normas de producto, son equipos totalmente seguros. Las normas de producto evalúan los riesgos de estos equipos y establecen las medidas preventivas a aplicar, por lo que son una herramienta de gran ayuda para el sector.     

Si nos referimos a los riesgos que deben ser tenidos en cuenta por el fabricante de la puerta para evitar accidentes durante el funcionamiento o manipulación de la misma, estos vienen definidos en la norma de producto “UNE-EN 13241:2004+A2:2017 Puertas industriales, comerciales y de garaje y portones. Norma de producto, características de prestación”; en las normas “UNE-EN 16361:2014+A1:2017 Puertas peatonales automáticas. Norma de producto, características de prestación”; y en la “UNE-EN 16005:2013/AC:2015 Puertas automáticas peatonales. Seguridad de uso. Requisitos y métodos de ensayo”.

Las puertas industriales y de garaje están destinadas a instalarse en áreas accesibles a las personas y cuyo principal objetivo es dar seguridad de acceso a mercancías y vehículos acompañados o conducidos por personas en instalaciones industriales, comerciales o en garajes de viviendas. Dentro de este grupo de puertas hay una gran variedad de tipos, cada uno de ellos con sus riesgos específicos.

¿Podría resumirnos cada uno de estos riesgos?

En primer lugar, tenemos los riesgos de impacto y aplastamiento. Este tipo de riesgos suelen producirse de forma secuencial, es decir, primero se suele producir el impacto y, si éste no se controla, suele sobrevenir posteriormente el aplastamiento. En puertas maniobradas manualmente estos riesgos vienen motivados principalmente por la caída de la propia puerta debido principalmente a la ausencia de elementos mecánicos  que eviten que pueda salirse de sus guías y volcar, caso de las puertas correderas; por falta de dispositivos de seguridad que eviten que en caso de rotura de los sistemas de suspensión de la puerta (cables, muelles) puedan caer, caso de las puertas de movimiento vertical; o por la ausencia de cables u otros dispositivos de seguridad  que eviten que en puertas con dos puntos de giro éstas puedan caer si uno de ellos se rompe, caso de las puertas batientes o basculantes (ple-leva).

Además, en las puertas motorizadas estos riesgos vienen motivados por unas fuerzas de impacto excesivas que primero golpean y, posteriormente, si no hay nada que las limite, pueden arrastrar y aplastar a la persona contra otro elemento rígido que pueda existir en el recorrido de la hoja.

En segundo lugar, tenemos los riesgos de cizalladura, que se producen fundamentalmente en puertas motorizadas y son consecuencia básicamente de la falta de protección entre partes móviles (piñón-cadena, polea-cable) o por la ausencia de holguras de seguridad entre hojas de la puertas o partes de éstas en movimiento.

En tercer lugar, están los riesgos derivados de la incorporación en la puerta de garaje de una puerta peatonal. Muchas puertas de garaje principalmente llevan incorporada o insertada una puerta de paso peatonal, la cual tiene una serie de riesgos propios como puede ser el de tropiezo con el marco inferior de la hoja, o el de ser arrastrado al atravesar la puerta peatonal y ponerse en funcionamiento la puerta de garaje. Por eso, habrá que dotarla de algún dispositivo como, por ejemplo, un contacto eléctrico, de tal forma que al abrir la puerta peatonal se impida el funcionamiento de la puerta de garaje.

En cuarto lugar, tenemos los riesgos de personas atrapadas en las zonas en las que la puerta de garaje o industrial sea la única salida posible del recinto, por ejemplo, por un fallo de la motorización o de la alimentación de energía, en cuyo caso se deberá dotarlas de dispositivos de maniobra manual accesibles a las personas sin medios adicionales.

En quinto lugar, los riesgos eléctricos. Obviamente, éstos son específicos de las puertas motorizadas y se producen cuando una persona puede entrar en contacto con la corriente eléctrica que alimenta la puerta para su funcionamiento, bien de forma directa tocando partes activas del equipo o de forma indirecta tocando partes metálicas de la puerta que se han puesto en tensión como consecuencia de un fallo de aislamiento. En este caso las puertas deberán estar correctamente protegidas mediante carcasas o envolventes, así como de una correcta puesta tierra y protección diferencial.

¿Qué peligros adicionales existen en las puertas peatonales?

En el caso de las puertas peatonales, los riesgos son similares a los enumerados para las puertas industriales o de garaje excepto el indicado en el punto tercero, pero además pueden tener otros específicos como los siguientes.

En primer lugar, riesgos en función de su ubicación, como por ejemplo que estén o no situadas en vías de evacuación. En este último caso, las puertas deberán ser diseñadas para permitir la evacuación del edificio en caso de emergencia, bien dotándolas de dispositivos que en situación de emergencia o ausencia del fluido eléctrico se abran automáticamente y permanezcan abiertas, bien que sean puertas con función antipánico, que puedan ser abatidas manualmente en el sentido de la evacuación.

En segundo lugar, riesgos derivados de la población mayoritaria del centro en el que estén instaladas. Si una gran proporción de los usuarios son personas mayores, de movilidad reducida, con discapacidad o niños la puerta nunca podrá tocar a estas personas, para lo cual habrá que dotarlas de dispositivos que eviten el contacto (impacto) con ellas.

Y en tercer lugar, tenemos los riesgos derivados de impactos contra las hojas. Las puertas peatonales automáticas suelen tener, en una gran proporción, hojas de cristal; y muchas de ellas, además, están ubicadas en centros comerciales, supermercados, etc., donde los usuarios se desplazan con carros metálicos que pueden impactar contra las hojas. En este caso, éstas deberán estar diseñadas para mantener en su sitio el acristalamiento evitando la rotura y caída del mismo, lo que podría provocar cortes en los usuarios                         

        

¿Qué factores añadidos hay que tener en cuenta en el caso de puertas industriales?

Las puertas industriales tienen básicamente los mismos riesgos que las puertas de garaje enumerados en el punto anterior. Sin embargo, éstos se ven agravados por las grandes dimensiones y pesos que en muchas ocasiones suelen tener, en cuyo caso las medidas preventivas deberán estar adaptadas a ellos. Además, en este tipo de puertas los riesgos y sus consecuencias no sólo se ven agravados para los usuarios sino también para los técnicos de instalación, mantenimiento y reparación, al tener que utilizar estos últimos procedimientos y útiles de trabajo especiales en función de dichas dimensiones y pesos. Por ejemplo, trabajar en altura utilizando PEMP, andamios, etc., con los riesgos que ello conlleva, para lo cual los técnicos deberán haber recibido una formación específica y unos EPIs adecuados como arnés de seguridad, etc.     

¿Podría resumirnos las principales medidas que deben tomarse para prevenir todos estos riesgos?

Las medidas preventivas las hemos ido desgranado, a la vez que hemos identificado los riesgos, y básicamente podríamos enumerar los siguientes. Para prevenir el impacto y aplastamiento en la caída de la puerta, serían necesarios dispositivos anticaída en caso de rotura de cables de suspensión o muelles de equilibrado; topes finales de recorrido que eviten el sobre recorrido de la puerta y la salida de la hoja del puente de sustentación en puertas correderas; y cables de seguridad en puertas abisagradas con dos puntos de giro. Para evitar el impacto y aplastamiento como consecuencia de las fuerzas que generan éstas en su funcionamiento, las fuerzas deben ser controladas y limitadas y uno de los medios que se han demostrado más eficaces para conseguir esto son las bandas de seguridad, cortinas de infrarrojos, etc.

   

Para prevenir las cizalladuras son necesarias protecciones y holguras entre partes móviles. Para prevenir los golpes en portillos incorporados, hay que dotarlos de contactos eléctricos que eviten el funcionamiento del portón mientras permanecen abiertos. Para prevenir el atrapamiento en lugares donde la puerta es la única salida del recinto, hay que dotarles de dispositivos de maniobra manual accesibles. Para prevenir los riesgos eléctricos, se debe realizar la instalación eléctrica de la puerta según REBT (Toma de Tierra, Diferencial, Magnetotérmico). Para prevenir la correcta evacuación de los centros, son necesarias baterías y puertas antipánico. Para prevenir los riesgos de contacto de la puerta con personas mayores y niños, se necesitan sensores de presencia de doble tecnología. Y para prevenir los riesgos derivados de los impactos de objetos en las hojas de cristal, hay que instalar cristal laminado y realizar ensayo conforme a la norma UNE-EN 13049.