El futuro de la seguridad en los espacios públicos y el transporte
Toma de temperatura, distancia física y uso de mascarilla serán exigencias de la post-pandemia en espacios públicos y transportes
La directora ejecutiva de AES, el presidente de APROSER, el director general de CEPREVEN y la catedrática de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia analizan el futuro a corto y medio plazo
Paloma Velasco, directora ejecutiva de la Asociación Española de empresas de Seguridad (AES), afirma que las empresas que integran esta asociación ya están preparadas para ofrecer soluciones que garanticen el acceso seguro y la salubridad en todos los transportes y espacios públicos. “Evidentemente, no dejaremos de asistir a todos ellos, pero sí cambiará la manera en que vamos a hacerlo en el futuro, y nuestra industria puede ayudar mucho a hacerlo de forma segura.
Por su parte Ángel Córdoba, presidente de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (APROSER), destaca que la gestión de las pandemias debe enfocarse desde una perspectiva integral, en las que los aspectos vinculados a seguridad cobren una especial primacía. En este sentido, indica que “parece inevitable aventurar la continuidad de medidas que se irán implantando progresivamente durante la fase de desconfinamiento que garanticen un adecuado control de accesos con los menores niveles de intrusión posible, plena garantía del respeto de la protección de datos y prestación por medio de personal de seguridad habilitado integrado en empresas de seguridad”.
Para Córdoba, es factible pensar tanto en la aplicación de nuevas medidas como en la pervivencia futura de las actuales, en especial las establecidas para el control de aforos y las que garantizan el respeto de las distancias de seguridad interpersonales. En este contexto, “la intervención de los profesionales de la seguridad privada en las grandes redes de transporte ha demostrado su plena eficacia durante las fases más críticas de la crisis, reforzando la actividad de las fuerzas y cuerpos de seguridad; y es razonable pensar en su extensión a nuevos espacios públicos y semipúblicos desde la perspectiva de la seguridad del ciudadano”.
Tecnología para controlar los accesos
Jon Michelena, director general de CEPREVEN, la Asociación de Investigación para la Seguridad de Vidas y Bienes, opina que “si todo marcha según lo previsto por las autoridades, nos encontraremos en la nueva normalidad con una primera etapa de distanciamiento social obligatorio, con reducción de aforos en espacios públicos y transportes, que seguro continuará más allá de la obligatoriedad por prudencia o directamente por miedo. No volveremos a comportarnos en público de la misma manera hasta que exista una vacuna que pueda suministrarse a toda la población”.
A su juicio, si no se produce una clara y evidente desaparición del virus, la gente huirá de las aglomeraciones en las que considere que hay extraños, se mantendrá el recelo hacia los desconocidos y se limitará la presencia en espacios públicos. Y en esta tesitura, “el transporte será una de las asignaturas más difíciles de aprobar. Conjugar la reducción de aforo con la rentabilidad, o por lo menos con la viabilidad de las compañías de transporte, es un reto de difícil solución”.
Michelena advierte que los espacios públicos deberán dotarse de medios técnicos para el control de aforos y localización de individuos contagiados, mediante cámaras termográficas. “Todo ello deberá ir acompañado de un refuerzo en la seguridad privada para controlar aforos y a las personas en los incidentes que, seguro se producirán, relacionados con los miedos derivados de la pandemia. Esperemos que la nueva normalidad, con el tiempo, converja a la normalidad de siempre. Las ganas de vivir y compartir propias de nuestra cultura acabarán recuperando todo su espacio, solo tenemos que esperar”.
Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia, está de acuerdo en que el transporte y la movilidad después de la pandemia constituyen un desafío inmediato y a largo plazo, ya que tanto el movimiento de personas y de mercancías resulta imprescindible y no se trataría, por tanto, de una elección. “Las personas que no pueden teletrabajar deben desplazarse a sus empresas, el personal sanitario continúa acudiendo a los ambulatorios y/o hospitales, el pequeño comercio también requiere que sus clientes accedan a él para su reactivación, y las cadenas de suministros deben continuar moviéndose de una forma fluida para garantizar el reparto de alimentos y bienes necesarios”.
A su juicio, las medidas a implantar en este sector para garantizar en la medida de lo posible la seguridad en su uso serán: “las de limitación de los aforos, distanciamiento social entre usuarios, obligatoriedad en el uso individual de la mascarilla y la recomendación de lavar con frecuencia las manos y/o llevar una solución hidro-alcohólica”.
Según Guillem, el transporte tampoco será igual. “No sólo existirá la necesidad de adaptarse, de forma más o menos temporal, a mantener la distancia física entre usuarios y a hacer uso individual obligatorio de la mascarilla, sino que también nos cuestionaremos si muchos de los movimientos cotidianos o de las distancias a recorrer son realmente necesarios y, si en algún caso, los podríamos sustituir por alternativas más sostenibles que permitiesen, a su vez, recuperar espacios para la movilidad peatonal o aquella realizada con vehículos no contaminantes”.
En cualquier caso, para Paloma Velasco la clave seguirá siendo adaptarse. Citando a Debasish Mridha, físico y filósofo americano, la directora de AES puntualiza que “la inteligencia no siempre define la sabiduría, pero la adaptabilidad al cambio sí”.