Cómo protegerse ante sustancias cancerígenas
Entre las actividades más expuestas a sustancias cancerígenas destacan la agricultura, la minería y la industria química. Para proteger a los trabajadores de estos sectores, los Equipos de Protección Individual (EPI) pueden constituir un recurso preventivo valioso siempre y cuando su proceso de selección y uso sea el adecuado.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los grupos de actividad con mayor exposición a sustancias reconocidas como causantes de un riesgo cancerígeno son, entre otros, la agricultura, la minería y la industria química. Para proteger a los trabajadores frente a este tipo de riesgos la utilización de un Equipo de Protección Individual (EPI) puede constituir un recurso preventivo valioso siempre y cuando el proceso de selección y uso del EPI sea adecuado, señala Javier Díaz Alonso, Responsable Técnico de la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (ASEPAL).
En el proceso de selección, “será fundamental la evaluación de forma precisa del tipo y magnitud de riesgos a los que se enfrentan los trabajadores, lo cual nos permitirá la selección del tipo de EPI necesario para cubrir los riesgos frente a los que se enfrenta el trabajador”.
Adicionalmente, “en la elección será necesario tener en cuenta tanto las particularidades de la tarea a realizar como también las particularidades del propio trabajador, ya que será este último el que deberá ser capaz de llevar el EPI seleccionado durante todo el tiempo que dure la exposición”. Por último, el equipo deberá ser utilizado “siguiendo las indicaciones expresas marcadas por el fabricante en su folleto informativo”.
Díaz indica que el proceso de selección y uso del EPI necesario puede resultar complejo, y durante el mismo, pueden surgir multitud de incertidumbres. “En estos casos, contar con un proveedor experto en su comercialización supondrá un apoyo decisivo a la hora de suministrar a los trabajadores el tipo de equipo que mejor se ajuste a todos los requisitos que hemos mencionado”.
La importancia de la colaboración
José Antonio Cano Granjo, Representante de las Organizaciones Empresariales de Servicios de Prevención Ajenos, ANEPA-ASPA, destaca como las actividades con más riesgos de agentes cancerígenos y mutagénicos “las que están expuestas a humos de motor diésel, polvo de maderas duras, polvo respirable de sílice cristalina, amianto, hidrocarburos aromáticos policíclicos, benceno, cromo VI y sus compuestos, o radiación ultravioleta”.
Y señala que las medidas preventivas deben centrarse en “una correcta identificación y evaluación de los riesgos, sustitución de los agentes cancerígenos o mutágenos, medidas higiénicas y de protección individual, una periódica vigilancia de la salud, e información y formación de los trabajadores”. Además, expone que para minimizar los riesgos se necesita “una estrecha colaboración y coordinación entre entidades especializadas como los servicios de prevención ajeno, y sus profesionales de la higiene industrial, con las empresas y trabajadores, creando así una verdadera cultura preventiva”.