Enrique Arriaga (Tenerife): La PRL en las administraciones no ha evolucionado igual que en las empresas
Enrique Arriaga Álvarez, responsable del Servicio Técnico de Prevención de Riesgos Laborales del Cabildo de Tenerife, afirma en la siguiente entrevista que la prevención de riesgos laborales en las administraciones públicas no ha evolucionado de la misma manera que en las empresas privadas. Además, indica que los ecosistemas de ambas son diferentes, por lo que en cada caso es necesario identificar correctamente a los distintos actores y las motivaciones de éstos.
¿Cómo ha evolucionado la prevención de riesgos laborales en las administraciones públicas?
La prevención de riesgos laborales en las administraciones no ha evolucionado de la misma manera que en las empresas privadas. La normativa de adaptación de la ley de PRL a las diferentes administraciones y los mecanismos de control diferenciados, como auditorías y actuación de la ITSS (Inspección de Trabajo y Seguridad Social), hacen que la exigencia en su aplicación no vaya a la misma velocidad.
¿Qué aspectos diferenciadores existen a la hora de abordar la prevención en cada ámbito?
A la hora de implantar la prevención de riesgos laborales en la administración pública debemos tener en cuenta que el “ecosistema” de una empresa privada y de una administración son diferentes. Identificar correctamente a los distintos actores y sus motivaciones marcará las estrategias para poder llevar a cabo la integración.
La dirección, los trabajadores y los clientes de la empresa privada equivalen a los cargos políticos, empleados públicos y ciudadanía. Los cargos políticos tienen un periodo de rotación de cuatro años o menos, en función de las elecciones, con lo que tienen prioridad los proyectos con esta periodicidad antes que los de medio y largo plazo, como es el caso de la integración de la prevención de riesgos laborales. Los objetivos y presupuestos suelen estar más marcados por los programas electorales y por contentar a la ciudadanía y a los votantes, que por la mejora de las condiciones de trabajo de los empleados públicos.
Los empleados públicos, que son los trabajadores, suelen ser reacios al cambio, por lo que integrar en su quehacer diario las actividades preventivas puede ser complicado si no se usan las herramientas adecuadas. La ciudadanía está pendiente de la resolución de sus problemas y no ve con buenos ojos que se inviertan sus impuestos en la mejora de las condiciones de los empleados públicos, por lo que tienen una exigencia cero con la PRL. Si a todo lo anterior le sumamos la burocracia, que hace que iniciar cualquier procedimiento para implantar medidas preventivas (ya sea obras, adquisiciones, etc.) sea más complicado, tenemos otro obstáculo adicional a la aplicación de la prevención de riesgos laborales.
En este contexto, ¿cuáles serían las claves para conseguir con éxito la integración de la prevención en las administraciones?
Pasaría por la combinación de cuatro factores: el impulso político, la estructura preventiva, un sistema de gestión adecuado, y el apoyo de empleados y organizaciones sindicales. Respecto al impulso político, normalmente hay una separación grande entre la estructura profesional funcionarial y la estructura política, que hace que los temas relacionados con la PRL queden en el bloque funcionarial. Es en este punto donde hay que involucrar a la parte política, que en muchas ocasiones es desconocedora de lo que pasa en sus áreas. Una información periódica por medio de estadísticas y cuadros de mando a cada político en los consejos de gobierno, comparando diferentes áreas y con objetivos claramente marcados, hará que el grado de implicación cambie radicalmente.
La estructura preventiva es otro punto crucial para conseguir una correcta integración. Un servicio de prevención propio bien dimensionado con técnicos suficientes en número para cada disciplina hará este trabajo más fácil, por la cercanía, la empatía y la implicación del día a día con el resto de los empleados públicos.
La administración pública se rige por la aplicación de los procedimientos marcados por la función pública. Y qué mejor manera de integrar la PRL que mediante la aplicación de procedimientos. Un buen sistema de gestión de PRL (basado, por ejemplo, en la ISO 45001) con una estructura documental clara y precisa facilita la aplicación de los condicionantes en el día a día de los empleados públicos. Es más importante la facilidad de la aplicación de los procedimientos que el objetivo de la certificación, que en el caso de las administraciones no aporta valor a la ciudadanía, al contrario que en las empresas, que da prestigio de cara al cliente.
Por último, y como factor adicional para garantizar la integración, está el apoyo de las organizaciones sindicales, con mucha fuerza dentro de la administración, y que habitualmente dan apoyo a todas las medidas llevadas a cabo por el servicio de prevención y facilitan la colaboración de los empleados públicos en la integración.
¿Y todo esto funciona realmente?
Pues sí. Nuestro servicio de prevención lleva casi 25 años de funcionamiento y hemos conseguido una integración real, que perfeccionamos cada día los 15 miembros del mismo, como así lo atestiguan numerosos premios y distinciones recibidos en este tiempo, que nos animan a seguir mejorando día a día.