La banca aumenta su dependencia de la ciberseguridad
La digitalización ha obligado a muchos grupos financieros a cambiar sus procesos operativos, lo que ha provocado un aumento en los riesgos, especialmente de ciberseguridad. Para minimizar estas vulnerabilidades y hacer frente a los nuevos desafíos, los bancos están estrechando cada vez más su colaboración con empresas especializadas en tecnología de la seguridad.
La tecnología puede ayudar a las empresas de pagos a abordar los riesgos crecientes que afrontan, según constata un estudio internacional de Capgemini. Y es que, en una encuesta realizada entre los ejecutivos del sector, un 42% opina que estas compañías están expuestas a riesgos de ciberseguridad, un 37% a peligros regulatorios, un 35% a amenazas operativas y un 30% a riesgos comerciales.
Además, el 87% de los encuestados siente que se enfrenta a una alta probabilidad de vulnerabilidades cibernéticas, ya que los delincuentes están aprovechando las exposiciones abiertas por el confinamiento de la covid-19, las mismas que aumentan el riesgo de ataques informáticos, lavado de dinero y financiación del terrorismo. Por este motivo, sus firmas están recurriendo cada vez más a la tecnología para aliviar la exposición a nuevas amenazas.
Pablo Campos, Director Técnico de Hikvision, explica que los riesgos de ciberseguridad en el sector financiero han crecido muy significativamente en los últimos años, y “se han incrementado aún más con la pandemia del coronavirus, que ha provocado un aumento de la actividad online”. Y es que, como apunta, “la apuesta por la banca digital ha llevado a todos los bancos a desarrollar importantes plataformas webs que han permitido dar un paso de gigante en la digitalización de su operativa”, pero que también han requerido “elevar las medidas de seguridad”.
Nuevos riesgos
Así, en sus procesos de digitalización los bancos han tenido que cambiar algunos procesos de funcionamiento con el fin de hacer posible la conexión online con sus clientes. Y esto ha originado “nuevos riesgos para los que no estaban preparados” y que han tenido que ser resueltos con una creciente participación de empresas especializadas en tecnología de la seguridad que, además de sus productos, han aportado su conocimiento y experiencia en informática y telecomunicaciones para resolver cualquier contratiempo. “Prueba de esta intensa colaboración es que algunos de los expertos tecnológicos han sido posteriormente contratados por las propias entidades financieras”.
Más seguridad física
La tecnología también ha potenciado la seguridad física en los cajeros y en las entidades bancarias, con sistemas y accesos cada vez más sofisticados. Como explica Campos, “se ha hecho un gran esfuerzo por prevenir la actuación de los delincuentes, por ejemplo, cubriendo y protegiendo ciertas zonas de la oficina o detectando cuándo se ha puesto un falsificador delante de un cajero automático”. Además, se han utilizado cámaras de seguridad cada vez más sofisticadas e, incluso, se han puesto en marcha medidas de business intelligence para aprovechar los datos obtenidos en los nuevos “espacios amigables”, que han creado algunas entidades con un planteamiento de ocio y entretenimiento para el usuario. Así, “estas cámaras no solo minimizan los riesgos, sino que además proporcionan información y estadísticas muy valiosas para mejorar el funcionamiento de la entidad, relacionadas con el conteo de personas, la gestión de colas, la utilización de espacios, etc.”.