La cultura persa y su arquitectura
Durante el imperio persa surgieron vistosas metrópolis con imponentes palacios y templos gracias a un estilo arquitectónico propio que supo adaptar los elementos principales de aquellas civilizaciones que conquistaron
Desde las costas del mar Mediterráneo hasta los límites fronterizos de la India, el imperio persa abarcó un vasto territorio por el que se extendió una cultura única con una arquitectura de una belleza formidable.
La ciudad de Persépolis llegó a convertirse durante los reinados de Darío y su descendiente, Jerjes, en la joya y el corazón de un gigante que controlaba a un sinfín de etnias diferentes que mantenían una relativa paz gracias a la inclusión de las tradiciones locales dentro de la cultura imperial.
Persia y cultura se expandieron por Europa y Asia dejando a su paso diferentes templos y palacios influenciados por los referentes arquitectónicos de cada civilización conquistada (griegos, egipcios, etc).
El palacio, símbolo de la arquitectura persa
Los palacios jugaban un papel destacado dentro de la civilización persa y su cultura. Estos edificios actuaban como fortaleza y residencia de emperadores, con aspiraciones cuasi divinas, que disfrutaban rodeados de ostentación y una amplia corte de vasallos.
Su construcción era compleja por dos motivos. En primer lugar, el tamaño, dado que eran magnas edificaciones que los convertían en una ciudad dentro de otra ciudad. El segundo motivo era su estilo arquitectónico y el detalle tallado en cada columna o escultura.
La arquitectura persa utilizaba diferentes materiales para la elaboración de sus construcciones. Los principales eran:
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Madera
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Ladrillo
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Piedra
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Mármol (destinado a las edificaciones principales)
Los palacios persas tenían un diseño característico, con un esquema que prácticamente estaba presente en todas las edificaciones que surgieron a lo largo de los siglos de dominio. Sus principales características eran las siguientes:
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Debían estar situados en un terreno elevado. En caso de que la orografía fuese llana, esta elevación se realizaba de manera artificial, mediante un complejo trabajo de diseño y construcción.
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Estar amurallados
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Contaban con una puerta de columnas como entrada principal.
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Las habitaciones de la familia real solían estar apartadas en un recinto rodeado de jardines.
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La Apadana era una de las zonas principales del palacio. Se trata de una sala de audiencias donde los monarcas recibían a sus invitados o los regalos de sus súbditos. Las más importantes fueron las de los palacios de Pasargadas, Susa (donde se encontraba la famosa sala de las cien columnas) y Persépolis.
La arquitectura persa hace uso de abundante geometría simbólica, utilizando formas puras como círculos y cuadrados. Las plantas se basan en los diseños simétricos que a menudo hacen uso de patios rectangulares y salones.
La belleza de la decoración en la cultura persa
Los mosaicos representaban batallas, monarcas o personificaciones de diferentes deidades, así como grandes esculturas decoraban los palacios, ciudades o lugares fúnebres de la civilización persa.
Paredes y suelos servían de lienzo de un minucioso trabajo de arte y decoración para elaborar los extensos mosaicos cuyos restos han perdurado hasta nuestros días, como los hermosos suelos de Bishapur.
La escultura se caracterizaba por el uso de la temática mitológica. Una de las representaciones más icónicas del arte persa es la de Lammasu. Se trata de una deidad protectora que tenía cuerpo de toro o león, alas de águila y una cabeza humana con una frondosa barba rizada. Esta escultura, que se extendía prácticamente por todos los rincones destacados del imperio, decoraba paredes o columnas interiores y vigilaba las puertas principales de los palacios y templos.
La simplificación de las comunicaciones, clave en la civilización persa
Mantener un imperio unido y en paz hace más de dos mil años no era una tarea sencilla para emperadores y sátrapas (gobernantes designados por el rey para dirigir una región determinada). El éxito de la civilización persa consintió en mantener las costumbres propias de los territorios conquistados, así como las estructuras políticas locales.
Los mandatorios persas también apostaron por la construcción de caminos y canales para impulsar el comercio entre regiones a la par que hacían más seguros los viajes por los diferentes territorios del imperio.
Además, diseñaron un sistema propio y unificado para los pesos y las medidas, lo que facilitaba tanto las transacciones, como las construcciones.
Todo ello bajo el atento control de los dirigentes, apoyados en un poderoso ejército donde destacaban los Inmortales, la infantería de élite del emperador, que jugó un papel fundamental en las Guerras Médicas contra Grecia.
Hoy es posible asomarse a una civilización sin igual a través de edificios y tesoros que han sobrevivido al paso de los siglos. Irán, corazón del antiguo imperio, alberga todavía restos de ciudades que en su día fueron el centro del mundo. En el museo de Pérgamo de Berlín (Alemania) se encuentra una representación en relieve de guerreros persas, que se ha convertido en uno de los principales símbolos del arte de esta civilización.
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