¿Cuál es la historia de los musicales?
Los musicales son una de las experiencias de ocio favoritas de millones de personas a lo largo y ancho del mundo. Pero ¿cómo surgieron? La música y el teatro son dos de las expresiones artísticas más antiguas de la humanidad. Mientras que es imposible determinar cuándo surgió la música, las primeras obras de teatro de las que tenemos constancia aparecen en la Grecia Clásica.
Resulta difícil determinar cuándo empezaron a unirse ambas artes para dar lugar al teatro musical. En lo que sí hay acuerdo es en considerar la aparición de la ópera en la Europa del siglo XVI como un antecedente directo de los musicales.
Una evolución imparable
De inicio, la ópera sólo era accesible para las clases sociales más pudientes, que también eran las que gozaban de una educación y cultura apropiadas para poder disfrutar los espectáculos operísticos en toda su profundidad.
Poco a poco fueron surgiendo versiones menos elitistas de la ópera. Estas se fundieron con expresiones artísticas populares para llegar cada vez a más personas con independencia de su estatus social y cultural. Es el caso de la denominada ópera bufa en Francia o las operetas en Inglaterra, así como la zarzuela en España o el burlesque en los Estados Unidos del siglo XIX.
Es en el país norteamericano donde se considera que se estrenó el primer musical de la historia. Fue en Nueva York, en 1866, con el título The Black Crook. Esta obra logró un inesperado éxito que provocó que muchos quisieran imitarla.
El surgimiento de la comedia musical
El género que estaba naciendo se distanciaba de sus precedentes no solo en su intención de alcanzar a capas más diversas y numerosas de la población, sino también en que elegía temas menos trágicos, más ligeros. Por este motivo se le aplicó la tradicional división sinóptica entre tragedia y comedia, surgiendo el nombre de comedia musical.
Broadway: el dorado del musical
Durante la historia de los musicales, la calle más famosa de la isla de Manhattan (Nueva York) era la cuna de la pujante industria del teatro en la ciudad más popular de la costa este norteamericana. Por eso, los empresarios del gremio fueron los primeros en interesarse por el nuevo género artístico, pugnando por lograr que los actores más famosos y los libretistas más prestigiosos participasen en las obras que producían.
Siglo y medio después del surgimiento del género, el nombre de esta calle sigue siendo sinónimo del teatro musical y participar en una producción estrenada en Broadway es el sueño de todos los que trabajan en este ámbito artístico.
La expansión de los musicales
El éxito de los musicales no puede entenderse sin mencionar la excelente capacidad de adaptación que este género ha tenido a las circunstancias socioculturales de cada época. Liberado del clasicismo de la ópera y abrazando a todos los públicos posibles, el musical ha sabido interpretar el pulso de cada década de la mano de fabulosos escritores y compositores.
A partir de los años 20 del siglo pasado los musicales empezaron a ser cada vez más atrevidos, tocando temas que excedían los típicos de la comedia y recogiendo personajes de minorías sociales. Asimismo, los letristas empezaron a utilizar dialectos de la calle, giros lingüísticos y argots de diversos grupos sociales. Incluso algunas canciones son escritas con errores gramaticales, semánticos y ortográficos para ganar en realismo.
A lo largo de la historia de los musicales, los productores primaban la contratación de estrellas famosas, marginando la calidad de la historia, que solo era un vehículo para el lucimiento de los protagonistas. Pero la sinopsis fue ganando peso y el musical dejó de ser solo un amable entretenimiento para convertirse en otro vehículo narrativo a la altura del teatro convencional, el cine o la literatura.
No solo eso, sino que los musicales empezaron a adaptar grandes obras clásicas del teatro y la ópera: West Side Story (1957) adapta Romeo y Julieta de Shakespeare; Rent (1996) adapta La Bohème de Puccini.
En la actualidad, los mejores musicales incluso se combinan con otras disciplinas y propuestas de ocio para alumbrar experiencias inmersivas únicas, como es el caso de WAH Madrid, un show inolvidable que se celebra en IFEMA MADRID.
Sueños de neón y lentejuelas
Hay musicales para niños y para jóvenes, para adultos de cualquier edad, para personas de cualquier extracción social, cultural y racial. Los musicales han tocado temas que otros no se atrevían a plantear o han tratado de manera novedosa aquellos que solo se miraban de una forma. El musical ha crecido a la par que el cine, pero proporcionando a sus espectadores una experiencia más personal que su hermano de la pantalla grande. Ha sobrevivido al embate de la televisión y también al de Internet y a día de hoy goza de mejor salud que nunca. Los musicales seguirán haciendo realidad sueños de neón y lentejuelas de millones de personas.
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