¿Qué son las ciudades verdes?
Las ciudades verdes son indispensables para un desarrollo sostenible de la sociedad en el futuro.
La población del planeta ha ido adquiriendo una conciencia ecológica mayor en los últimos años. Esta tendencia imparable se une a otra de carácter demográfico: la urbanización y la concentración de la población en ciudades cada vez más pobladas. De ambas realidades surge una demanda vital para el futuro de la humanidad: que nuestras urbes sean cada vez más respetuosas con el medio ambiente. Y aquí es donde surgen las llamadas ciudades verdes.
¿En qué consisten?
Son aquellas urbes que prestan una especial y prioritaria atención al cuidado del entorno natural, no solo en su desarrollo y crecimiento, sino también a la hora de elegir sus modelos de consumo y de promocionar la ecología como un principio elemental de su política y del modo de vida de sus habitantes.
Para dar a conocer las ventajas de las ciudades verdes cada vez hay más foros internacionales en los que se discute y promueve cómo transformar las urbes convencionales en otras más sostenibles. Entre estos foros destaca TECMA, la Feria Internacional de Urbanismo y Medio Ambiente que organiza IFEMA MADRID.
Esta implementación de la ecología en las ciudades verdes tiene una serie de consecuencias en varios ámbitos.
Urbanismo
El urbanismo de una ciudad verde tiene muy en cuenta los espacios naturales. Los parques y las áreas ajardinadas se consideran no solo una opción paisajística y de disfrute que mejora la calidad de vida de los habitantes, sino que permite cuidar mejor de entornos naturales propios del lugar que han acabado formando parte de la ciudad por el crecimiento de esta o que ya lo eran pero habían sido marginados en las políticas públicas.
Desde los centros de decisión política se apuesta por usos constructivos que reduzcan el consumo de recursos y que promuevan la edificación sostenible y bioclimática. Se adoptan medidas legales y tributarias para persuadir a empresas y ciudadanos privados de adoptar estos principios en promociones urbanísticas y en reformas de inmuebles.
Cada vez más se acentúa esta visión de lo necesario que es evolucionar hacia ciudades sostenibles que eleven la calidad de vida de sus habitantes mejorando su relación con la naturaleza local y la salud global del planeta.
Baja contaminación
No solo se procura incrementar la superficie de zonas verdes, sino reducir las emisiones contaminantes de la ciudad y de sus habitantes. Para ello se apuesta por energías renovables y tecnologías de bajo consumo. Por ejemplo, mediante la implementación de zonas de tráfico de bajas emisiones o restringidas a vehículos eléctricos, la promoción del uso de bicicletas y del transporte público o programas de renovación de calderas, calefacciones y electrodomésticos de bajo consumo. Toda esta política pone su mayor acento en la reducción de emisiones de los gases de efecto invernadero.
Tecnología verde
Además de apostar por reducir el consumo de recursos y la contaminación en todas las actividades humanas, se busca incrementar los fondos públicos y privados en investigación, desarrollo e innovación para descubrir y hacer más asequibles nuevas tecnologías verdes.
Entre ellas, una de las más importantes es la tecnología del reciclaje, que permite incrementar el carácter circular de la economía. El tratamiento de las basuras y de las aguas residuales es capital en este ámbito, ya que facilita reutilizar recursos aliviando la presión extractiva que la humanidad ejerce sobre el medio ambiente.
Educación
Las ciudades verdes también apuestan por concienciar a sus habitantes de la importancia de acomodar nuestros hábitos de comportamiento y consumo a un estilo de vida sostenible y racional. El clásico lema Piensa globalmente, actúa localmente sigue vigente. Se fomenta un mejor conocimiento de la población para que todos podamos contribuir a la salud del planeta con cambios progresivos en nuestro modo de vida.
La rentabilidad de las ciudades verdes
Una ciudad sostenible y ecológica presenta muchas ventajas para todos, pero sobre todo para quienes la habitan. Para empezar, está demostrado que el contacto con la naturaleza ayuda a combatir el estrés, mejorando la salud psicológica y física de los urbanitas.
Las zonas verdes urbanas también son un atractivo turístico que genera rentabilidad económica. Por eso cada vez más urbes cuidan sus zonas verdes y las promocionan como uno de sus atractivos principales. Por ejemplo, en Madrid, ciudad que junto con su cinturón de poblaciones conforma la segunda área metropolitana más poblada de Europa, muchos de sus habitantes y visitantes disfrutan de sus zonas verdes tanto en su día a día como en sus rutas turísticas.
Las ciudades más verdes del mundo son las más saludables
La contaminación es una de las causas de enfermedades respiratorias y dermatológicas, ya sea como causa principal o como factor concomitante que agrava la patología. Los habitantes de las ciudades que apuestan por una mayor sostenibilidad ecológica tienen la ventaja de que su salud se ve protegida por la menor emisión de gases contaminantes.
Esto también se traduce en una menor incidencia de alergias, menor presión hospitalaria, mejor optimización del gasto público y privado en salud, mayor longevidad y mejor calidad de vida general para todos, pero especialmente para ancianos, niños y personas más vulnerables. Por tanto, vivir en las ciudades más verdes del mundo mejora nuestra salud y debería ser una prioridad para todos.