Bienvenidos al año cero de la movilidad
El sector de la automoción ha vivido en los últimos 40 años una evolución constante. Han cambiado muchas cosas, desde el diseño de los modelos a su funcionamiento mecánico o los dispositivos de seguridad. Pero no solo eso, también se han modificado los sistemas de producción en las fábricas, las ventas o la relación con el cliente. Cambios que han dado la vuelta al sector y han supuesto una mejora considerable para los usuarios.
Si el automóvil ya ha experimentado desde los años noventa cambios increíbles a nivel tecnológico, como el ABS, el airbag o el control de estabilidad ESP, los expertos prevén una auténtica revolución en los próximos años difícil de imaginar. Todos coinciden en que el sector se prepara para nuevos retos y va a evolucionar en los próximos diez años lo mismo que lo ha hecho en los cincuenta anteriores.
La importancia de la movilidad en nuestra sociedad hace que todo lo que le pasa al automóvil sea especialmente relevante, pues acaba influyendo de manera directa en los ciudadanos. Esta industria se ha caracterizado siempre por su efecto de arrastre sobre otros sectores y su capacidad para imponer nuevas tendencias y hábitos de consumo. Tener más de un coche siempre ha sido un símbolo de independencia familiar y elegir entre urbanos, SUV o familiares definía preferencias sociológicas o el estatus social de sus propietarios.
Pero todo esto está cambiando a un ritmo vertiginoso. La irrupción de nuevas industrias, como las de comunicaciones, eléctricas, financieras o de servicios, que marcan las tendencias en cuanto a movilidad y modifican los comportamientos sociales han ido quitando la iniciativa al automóvil que quizá haya estado lento a la hora de percibir estas nuevas realidades.
Pero definitivamente el sector ha asumido esta disrupción y está decidido a liderar el cambio para dar respuesta a la demanda social de una economía sostenible y, sobre todo, de ganar simplicidad y comodidad a la hora de disfrutar de la vida. Y fruto de ello, todas las marcas anuncian novedades en lo que se refiere a lanzamientos de vehículos cada vez más ecológicos entre los que los eléctricos se imponen de cara al futuro.
Igualmente, han asumido el reto de ofrecer vehículos siempre conectados, en respuesta a una demanda ciudadana que no permite que el coche sea un espacio sin comunicación plena con el exterior. Pero van más allá y nos avanzan la proximidad del coche autónomo para aumentar la comodidad, seguridad y evitar las dependencias y los riesgos derivados de la conducción interconectada. E incluso se han convertido en proveedores de movilidad convencidos de la utilidad del carsharing, ante la evidencia de que los municipios están tomando iniciativas reguladoras muy diversas, que limitan el tránsito hacia el centro de las ciudades como resultado de una creciente presión ciudadana.
Asistimos así a una auténtica revolución digital con la irrupción de conceptos como la electrificación, el vehículo conectado, la conducción automatizada, la introducción de nuevos materiales y tecnologías, y los cambios en el concepto de la movilidad, que discurren en paralelo a importantes cambios sociales y demográficos, y el cambio de paradigma en la utilización de los vehículos.
El arranque de esta nueva década pone sobre la mesa la disyuntiva de en qué medida el automóvil sobrevivirá como expresión material y sigue siendo un bien apreciado en propiedad, o cuajan las nuevas tendencias y se limita a ser parte de un suministro de servicios de movilidad.
La decidida apuesta de los fabricantes de automóviles por recuperar el timón de su sector es ya una realidad y 2020 es un año clave para este banderazo de salida en el que la nueva industria del automóvil liderada por la electrificación va a experimentar un despegue como no se había visto hasta ahora.
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