La industria cárnica afronta con decisión los retos de un entorno complejo
La industria cárnica española y el conjunto de la cadena de valor están afrontando los desafíos económicos, productivos, sociales y regulatorios, que sin duda van a marcar el desarrollo sectorial a corto y medio plazo en un momento clave.
Un resumen ajustado de esos desafíos debería contemplar al menos los siguientes ítems, que están jugando ya un papel protagonista en las decisiones estratégicas de las empresas del sector:
- La situación inflacionaria desatada a nivel internacional desde que, hace ya un año, Rusia iniciara su agresión contra Ucrania, con el consiguiente aumento del precio de los insumos, materias primas, suministros energéticos y productos finales.
- El fuerte descenso de las ventas de porcino a China (casi un 50% en el conjunto de 2022), una vez que el gigante asiático ha doblegado a la peste porcina africana y ha reactivado su potencial productor.
- Los retos regulatorios y adaptaciones que conllevan para los distintos sectores la de Estrategia Farm to Fork, el Green Deal y la nueva Política Agraria Común (PAC).
- La previsible influencia virtuosa de los fondos Next Generation de la Unión Europea, a través del Perte en el que está involucrada una parte significativa de empresas del sector.
- Patologías animales como la gripe aviar y la viruela ovina y que están afectando a estos sectores ganaderos, así como la amenaza persistente de la peste porcina africana, y que exigen el desarrollo de elevados niveles de bioseguridad, sensibilización y coordinación entre todas las partes involucradas (administraciones, cadena de producción y sociedad civil).
- La aceleración del debate social sobre la producción ganadera y el consumo de carne, con los retos de la sostenibilidad, la salud y el bienestar animal.
Con estos retos, la industria cárnica ha de contemplar como objetivo estratégico el poner en los mercados “alimentos 5S”, el concepto acuñado por investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche y que indica que “un producto debe ser Sano, Seguro, Sabroso, Sostenible y Socialmente aceptado”.
Por ello, las palancas de la innovación y la tecnología están siendo claves en la hoja de ruta desarrollada por compañías de todo el espectro cárnico, buscando, desde la óptica de la producción y la eficiencia de los procesos:
- Desarrollos en temas como robotización, digitalización, big data, blockchain, internet de las cosas (IOT), cloud computing, ciberseguridad, simulación de procesos, machine learning, etc.
- Eficiencia medioambiental en producción ganadera e industria para reducción de emisiones y avanzar de forma acelerada hacia los objetivos de sostenibilidad marcados en la agenda nacional y mundial.
- Reducción de la factura energética y utilización de energía renovable incluso de producción propia.
- Tecnologías avanzadas para mejorar la calidad, la conveniencia o las características nutricionales de los productos puestos en el mercado.
- Minimización del empleo de plásticos en los procesos de producción y en el envasado y packaging, envases inteligentes y protectores, envases 100% biodegradables e incluso compostables, eficiencia en la reducción y gestión de los elementos desechables propios de los procesos logísticos y de transporte, etc.
El comprador es el objetivo
Y todo ello, con la vista puesta en un consumidor que está cambiando su forma de comprar y consumir los productos cárnicos, como muestran los datos del informe “El comprador de productos frescos”, elaborado por AECOC ShopperView y MelendezXFrescos.
Según este estudio, los factores más significativos en la elección de la carne por parte del consumidor son: el tipo de animal; productos cárnicos con buen aspecto -el 60% compra por este factor-; producto a “buen precio”; conocer el origen (para un 32%), la recomendación del prescriptor-carnicero de confianza (27%) y que el producto lleve sellos que respalden su calidad (26%).
La sostenibilidad es evidentemente un driver de compra (un 20% busca carne de proximidad, con sello de bienestar animal o ecológico), y, como indica el estudio, no hay que olvidar que el impacto de la situación inflacionista es muy relevante en las decisiones actuales de compra, que llevan a adquirir menos cantidad (45%), carnes más baratas (13%), compra al corte para controlar mejor (15%), o incluso cambiar de establecimiento (18%) buscando mejores precios y ofertas.