¿Qué son los gases de efecto invernadero y cómo acabar con ellos?
Uno de los principales factores que provoca el cambio climático son los gases de efecto invernadero que, en su gran mayoría, generamos los seres humanos a través de nuestra actividad diaria. Para acabar con esta problemática es importante conocer que podemos hacer los seres humanos para acabar con ellos.
El desarrollo del conocimiento asociado al cambio climático siempre ha ido de la mano de los gases de efecto invernadero que se han definido como el principal problema para este. Con el paso de los días, el ser humano y la sociedad que conforma no deja de producir este tipo de gases que son perjudiciales para la atmósfera.
Debido al crecimiento y expansión industrial en casi todas las partes del planeta, estos gases son de producción constante. Pero no son exclusivamente provocados por la acción industrial, sino que también existen procesos naturales que los provocan. Un claro ejemplo de ello es el vapor de agua o el metano, que pueden proceder perfectamente de la naturaleza sin la intervención humana, aunque si es este factor el que potencia su expulsión a la atmósfera.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha realizado un Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero en el que aparecen aquellos elementos que se incluyen dentro de esta definición. Se puede consultar aquí.
Históricamente, esta problemática global tuvo su punto de partida con la revolución industrial, ya que, debido al crecimiento de este tipo de actividad, derivó en una mayor concentración y emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera que, hasta ese momento, nunca se había producido. De este modo, las nuevas fábricas con alta producción, sobre todo con elementos primarios como el carbón u otras materias primas, son el origen de esta gran problemática a la que se enfrenta la sociedad y que es necesario combatir para reducir su impacto en el cambio climático.
¿Qué son los gases de efecto invernadero?
Estos son componentes, en estado gaseoso, que se encuentran de manera natural en la atmosfera y que provienen de modo natural o producidos por la acción del ser humano. La principal característica de ellos es que absorben la energía que llega del sol. Para entender estos gases, son aquellos que no permiten que el calor se pierda hacia fuera de la atmosfera y haga aumentar la temperatura dentro de esta capa.
Los elementos que conforman los gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono, el hexafluoruro de azufre, los hidrofluorocarburos, el metano, el óxido nitroso y los perfluorocarburos.
El gran problema de la emisión de estos gases de efecto invernadero a la atmósfera es el aumento de la temperatura real del planeta. Desde finales del pasado siglo XIX, esta ha crecido más de un grado, provocando graves consecuencias para el planeta como el aumento del nivel del mar debido al deshielo de los casquetes polares o la exageración de las estaciones del año.
¿Cómo se puede acabar los gases de efecto invernadero?
Para poder frenar y disminuir la expulsión de estos componentes a la atmósfera, es un trabajo de todos los elementos que conforman la sociedad, en cada uno de sus estamentos, para reducirlos.
Uno de los grandes factores que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero es el transporte. Para evitarlo y reducirlo, es importante utilizar medios de movilidad que sean consecuentes con el planeta y no produzcan estas sustancias perjudiciales. En este artículo sobre ejemplos de transporte sostenible, se tratan las principales alternativas que respetan el medio ambiente, y que están ya están presentes en nuestros entornos.
Las fuentes de energía sostenibles y renovables son otro de los puntos importantes para reducir esta problemática. Las nuevas formas de consumir electricidad proveniente de alternativas limpias, y su puesta en marcha en los diferentes procesos productivos de la sociedad industrial y de servicios, también será una gran ayuda para reducir la producción de gases de efecto invernadero. Además de ello, la optimización en los consumos y evitar el mal uso de la energía también será determinante para reducir el impacto.
El reciclaje y la reutilización es otra de las claves. Si cada ser humano evita tener que producir nuevos productos, se disminuirá la emisión de estos gases derivados de la producción en fábricas. En este punto se incluye la gestión de plásticos o la reducción del uso de papel para evitar generar estos gases.
La alimentación es otro de esos puntos que depende de los consumidores finales. Es conveniente la adquisición de productos de cercanía, que estén elaborados del modo más sostenible y que reduzcan el impacto negativo hacia el medio natural.