Las Nuevas Técnicas Genómicas (NGT) llegan a la alimentación. ¿Qué futuro nos espera?
Los nuevos retos y desafíos en la alimentación actual necesitan nuevas soluciones, y las Nuevas Técnicas Genómicas (NGT) abren la puerta a la agrobiotecnología para que emplee protocolos de investigación con objetivos más concretos para dar respuesta a las nuevas necesidades que demanda toda la cadena agroalimentaria. Pero la normativa actual de la UE en cuanto al tratamiento de técnicas genómicas supone una pérdida de competitividad en Europa frente a otros países que tienen una normativa más ajustada al contexto actual. Desde la UE se empieza a dar pasos para su introducción. ¿Qué supondrá su autorización en el mercado agroalimentario?
¿Imaginas un tomate que prevenga la presión arterial, una mostaza menos picante o un trigo sin gluten? La Unión Europea allana el camino para que el uso de las Nuevas Técnicas Genómicas (NGT), basadas en la biotecnología aplicada al sector agroalimentario, contribuya a dar respuestas rápidas y eficaces a los nuevos desafíos de la alimentación y el cultivo en Europa.
Las técnicas genéticas tradicionales y actuales han cambiado mucho en cuanto a sus objetivos de mejora. En el pasado se tenía más en cuenta temas relacionados con el cultivo y la producción, como son las resistencias a las enfermedades, la calidad de producto, los volúmenes cultivados, etc. “Sin embargo, en los últimos años se están introduciendo nuevos factores de mejora que solicitan otros eslabones de la cadena alimentaria, como son el de procesado, la distribución y el consumidor”, comenta Agatha Agudelo, responsable de proyectos de I+D en Sakata Seed Ibérica.
Pero, ¿qué se gana con el uso de las nuevas herramientas genómicas? Además de ofrecer enfoques más precisos, disruptivos y eficientes a la hora de modificar directamente el ADN del producto, se abren nuevas posibilidades a la hora de dar soluciones a problemas del presente y del futuro, como son los nuevos patógenos, la tolerancia a la sequía y la mayor productividad en cultivos más estresados. Alicia Díaz, directora de comunicación y gestión operativa de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE), también señala la rapidez con la que se podría poner una nueva variedad en el mercado, “la mitad o menos del tiempo necesario en la actualidad”, y el coste, también menor al ser técnicas sencillas y asequibles para cualquier empresa obtentora. Si bien todos los cultivos se beneficiarían, ya que de 12-15 años se podría pasar a 3 o 4 años, “los arbóreos, como los frutales, donde la mejora es muy lenta, serían los grandes beneficiarios, así como las legumbres, ya que no tendrían la barrera de la inversión”, añade Díaz.
Urge la normativa para ser competitivos
Hay un conjunto de países pioneros, donde encontramos a Argentina y otros países de Latinoamérica, Canadá, EE.UU., Japón, Australia o Israel, que lo que han hecho es incorporar estas tecnologías a normativas preexistentes o hacer algunos ajustes para que estas tecnologías encajen en sus normativas, “en vez de crear una normativa ad hoc, como quiere hacer la UE”, explica Leire Escajedo, doctora en derecho y ciencias biológicas y profesora en la Universidad del País Vasco.
La estricta regulación que se aplica en los mercados comunitarios otorga una pérdida constante de competitividad frente a un mercado cada vez más global. Los primeros desarrollos aparecieron hace una década en Argentina y Canadá. Otros países que ya trabajan con aplicaciones reales llevándolas al mercado son Japón, Estados Unidos, China, Filipinas o Reino Unido, entre otros. Por ejemplo, en Japón ya está disponible una variedad de tomate de consumo que contiene altos niveles de un aminoácido que contribuye a la relajación y ayuda a reducir la presión arterial. Otro ejemplo es el maíz ceroso ‘Waxy’ que mejora las características organolépticas de la harina, al tiempo que permite una mayor eficiencia en la obtención de amilopectinas, empleado en la industria textil y papelera; así como otras variedades de trigo modificado que se están cultivando en Asia y América para producir sin glúten o se cultiven con menos agua, siendo también más resistentes a las plagas.
Gonzaga Ruiz de Gauna, coordinador en la plataforma tecnológica de biotecnología vegetal ‘Biovegen’, habla de otros ejemplos de productos ya en el mercado internacional, como son arroces resistentes a la salinidad, aceite de soja que se ha desarrollado con mayor contenido en ácidos grasos oléicos y que ofrece más durabilidad y calidad para su uso en frituras; patatas y manzanas que no pardean con la oxidación o plátanos que no se oxidan y alargan su vida útil. Tal y como se ve, existe una amplísimo marco de aplicación para las técnicas NGT como son resistencia, productividad, calidad, nuevas características nutricionales, aplicaciones y trabajos en el procesado, alargamiento de la vida útil e innovación, ya que el mercado también busca ser sorprendido.
¿Qué posición tiene España en la agrobiotecnología?
Se estima que en España puedan existir alrededor de 400 compañías trabajando en agrobiotecnología. Se trata además de un sector muy emergente, que desde hace cuatro o cinco años ha empezado a vivir el desarrollo de startups, el acercamiento de los fondos de inversión o aproximaciones de proyectos de aceleración. “Y es que existe una cada vez más creciente colaboración entre ciencia y empresa para contribuir a generar una agricultura más sostenible”, comenta Laura Zacarés Sanmartín, responsable de transferencia tecnológica en IBMCP (Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas).
Algunas compañías ya están acudiendo a la biotecnología para mejorar sus productos. Por ejemplo, Anecoop ha utilizado la biotecnología para la selección de variedades más aptas en mandarinas tardías, kiwis o caquis; Importaco, el gigante español de frutos secos, ha obtenido resultados que mejoran los micronutrientes presentes en sus pistachos, anacardos o nueces de macadamia, para evitar las reacciones alérgicas o para potenciar sus propiedades como probiótico; y Rijk Zwaan ha obtenido y comercializa pepinos con mayor contenido en potasio, magnesio, azúcar, vitamina K o agua que las bebidas isotónicas, o judías con más vitamina A y carotenoides que el resto de variedades de este cultivo.
En cuanto a las NGT, ahora sólo queda esperar a que las instituciones europeas sigan dando pasos al frente. Tras ser aprobado el uso de estas técnicas por el Parlamento Europeo el pasado mes de febrero, ahora queda que les de luz verde el Consejo Europeo para iniciar un proceso de negociación, que puede ser dilatado, para discutir las diferentes enmiendas que se lancen. Desde el sector agroalimentario hacen un llamamiento de urgencia para seguir avanzando y no perder el tren de la innovación y la competitividad frente a otros países con una legislación más abierta.