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18 noviembre 2020

La purificación del aire puede evitar muchos contagios

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Según la Organización Mundial de la Salud, pasamos el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, donde 9 de cada 10 personas respiran aire con altos niveles de contaminantes. Conoce por qué la ventilación de las estancias y la calidad del aire son aspectos fundamentales a tener cuenta, sobre todo en una época de pandemia como la actual.

Dependiendo de la tipología del edificio, la contaminación atmosférica y el ruido exterior, la ventilación natural puede no ser suficiente para garantizar una ventilación adecuada. “Por ello, la ventilación mecánica es la solución óptima que permite un aporte controlado, eficiente y saludable de aire exterior”, afirma Samuel Casado, Responsable del Departamento de Estudios y Legislación de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC).

Sin embargo, debido a diversos factores, “en ocasiones es inviable alcanzar la ventilación adecuada, por lo que es necesario incorporar sistemas de filtración adicionales o purificación de aire como, entre otros, filtros HEPA, lámparas UVC, sistemas fotocatalíticos, etc.” Unos sistemas que pueden evitar muchos contagios.

La eficacia de los filtros HEPA está ampliamente probada, ya que son los utilizados en la filtración de salas limpias, disponiendo de una eficacia mínima de filtración del 99,95% para los tamaños de partículas más penetrantes (MPPS). “Este tipo de filtros absolutos proporcionan una barrera física que incluye los núcleos de gotas, esporas de moho, virus y bacterias, garantizándonos que independientemente del tamaño de la partícula, estas serán filtradas”.

Filtración electrostática

Así mismo, existen otros sistemas que también han demostrado su eficacia como, por ejemplo, “la filtración electrostática que es capaz de eliminar hasta el 98% de partículas MPPS, deteniendo y eliminando bacterias y virus, sin necesidad de incrementos de potencia en los motores”. Los filtros electrostáticos pueden instalarse en cajas de ventilación, conductos, rejillas, difusores, fancoils y UTAS.

Casado apunta que, igualmente, la tecnología de purificación y esterilización a través de luz ultravioleta se recomienda para cámaras cerradas, dentro de los propios equipos de HVAC o en los conductos ventilación, así como en purificadores de aire portátiles. “Solo tratan el aire a baja velocidad dentro del radio de acción de la propia luz, con especial precaución de proteger a las personas de la radiación directa”.

Por último, advierte que no hay que olvidar la utilización de sistemas de purificación fotocatalíticos, que son aptos para la eliminación de virus, bacterias, hongos y olores, así como del etileno, y componentes orgánicos volátiles.

Medidas complementarias

Desde la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR), recuerdan que, aunque es cierto que la filtración y purificación de aire aumenta la calidad de aire interior y en consecuencia son medidas recomendables para prevenir contagios, la mejor de las maneras para evitar al máximo la transmisión de un virus por aerosoles es la ventilación con aire exterior para diluirlo. “Cuanto mayor sea la cantidad de aire exterior (supuesto sin contaminación por SARS CoV 2) que se introduce en un espacio cerrado que pudiera ser ocupado por alguna persona infectiva, mayor diluido en este contaminante estará; o, dicho de otra forma, menor es la concentración del virus en el espacio y por tanto menor la probabilidad de contagio para el resto de ocupantes”.  

Por tanto, la medida de filtración y purificación “debe tomarse como alternativa o complementaria si los caudales recomendados de ventilación con aire exterior para prevenir el contagio no se alcanzan”. En ATECYR “recomendamos un valor mínimo de 12,5 L/s/ocupante”.

En cuanto a la utilización de filtros, apuntan que todos ayudarán en mayor o menor medida a eliminar la concentración de virus. “Aunque el tamaño del virus es alrededor de 0,1 μm, este no se encuentra desnudo en el aire, viaja en un aerosol, que, puede variar mucho su tamaño dependiendo de la actividad de la persona infectada, siendo el tamaño de 10 μm el más generado en cualquier evento (respirar, hablar, cantar, estornudar...)”.

Sistemas eficaces

Por lo tanto, cualquier sistema de climatización que tenga niveles de filtración que al menos retengan tamaños de partícula de 10 μm puede ser eficaz. “Cuando un bioaerosol alcanza a una persona, sólo los de tamaño menor a 1 μm son los que pueden alcanzar las vías respiratorias bajas (pulmones y alveolos pulmonares). Por ello se debe garantizar un nivel mínimo de filtración, según la norma ISO 16890, del 50 % para los tamaños de partícula entre 0,3-1 μm (ePM1-50%)”.

En la instalación de filtros, “es muy importante asegurarse de que éstos estén instalados correctamente y que los ventiladores puedan vencer la perdida de carga que los filtros de mayores eficiencias, generan”.

Mientras que el uso de purificadores de aire portátiles es una alternativa si la capacidad de ventilación es limitada. Estos purificadores deben ser seleccionados correctamente, asegurando al menos las siguientes cuestiones: reducir el riesgo sólo con filtros HEPA (eliminan más del 99,95% de los aerosoles en una corriente de aire que los atraviesa); certificados por entidades acreditadas o de reconocido prestigio; tamaño correcto para el espacio a proteger, con al menos 5 cambios de aire en una hora; colocar el purificador en medio de la habitación; y cambiar el filtro al menos dos veces al año. Este cambio debe realizarse con las medidas de seguridad requeridas (con máscara y guantes y depositando los filtros usados ​​en una bolsa de plástico sellada antes de desecharlos).

Segunda ola de Covid

Un estudio universitario de investigación, realizado recientemente, alerta sobre la importancia de la ventilación de los hogares durante la segunda ola de Covid-19. El trabajo advierte que “las medidas actuales sanitarias están fallando en contemplar un elemento clave: la calidad del aire en los hogares”. Y concluye que “obviar esto puede tener consecuencias graves en la situación actual”.

Así lo alertan el profesor Roberto Alonso González Lezcano, de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad CEU San Pablo, la investigadora del mismo centro Sonia Cesteros y los profesores Samuel Domínguez y Jessica Fernández-Agüera del Instituto Universitario de Arquitectura y Ciencias de la Construcción, de la Universidad de Sevilla, en un artículo titulado: ‘El mal aire también puede matar: la calidad del aire interior residencial y el riesgo de exposición a contaminantes durante la crisis del COVID-19’, publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health.